30/3/2024
¿Cómo sacamos lo mejor de un feedback negativo?
Un buen "mal" feedback puede ser toda una oportunidad y fuente de aprendizajes. Algunas pautas nos permiten aprovecharlo mejor.
Y de repente…un feedback negativo. Y si ni siquiera lo esperábamos….el jarro de agua fría nos deja temblando. Pero…antes de reaccionar…escuchar con atención lo que nos están diciendo, analizarlo, clarificarlo con la otra persona si hace falta e integrarlo, puede ser muy muy positivo, a pesar del posible mal trago inicial.
Proporcionar un feedback negativo a un miembro del equipo tiene un objetivo constructivo: solucionar un error, corregir una actitud que no ayuda a la persona o al grupo, mejorar deficiencias, etc. Así, no reaccionar en el momento nos ayudará, con la debida calma, a ver que tenemos mucho que ganar con ese feedback, por negativo que sea.
Con todo esto, y entendiendo que el reporte negativo se ha hecho adecuadamente, es justo y conciso…¿qué nos puede ayudar a la hora de recibir un buen feedback negativo y cómo sacar el mayor partido?
- Mantener la calma. Tomarnos el tiempo para entender lo que nos están diciendo, preguntar cualquier duda al respecto, analizar el mensaje que nos dan y el objetivo del mismo.
- Antes de rebatir lo que nos están planteando, que puede ser una reacción natural inmediata, tomar en consideración aquello que nos dicen. Es importante tener en cuenta que un feedback negativo puede ser una gran ocasión de aprender y avanzar en nuestra profesión, y perdernos este aprendizaje por una reacción defensiva que no nos permita ver la potencialidad del mismo, sería una pena. Si tras un análisis profundo hay puntos de desacuerdo, se pueden comentar más adelante.
- Recordar que todos nos equivocamos. Hemos aprendido a base de errores y aciertos. No tengamos vergüenza del error, admitámoslo y lo más importante, aprendamos de él, porque ya sabemos que el mejor escribano, echa un borrón. Apegarnos a la perfección nos impide aceptar con humildad los errores y por tanto dificulta nuestro aprendizaje. Nadie es perfecto. Y añado…ni falta que hace.
- Es el momento de acordarnos de la resiliencia. Comenzamos a andar después de caernos muchas veces, y aún hoy día tropezamos y a veces hasta acabamos en el suelo sin saber muy bien cómo. Pero seguimos levantándonos, sacudiéndonos el pantalón y reanudando la marcha, ¿no? Pues aquí lo mismo.
- Tener a alguien que nos muestra un error es un buen privilegio. En ocasiones somos incapaces de ver nuestros propios errores. Recibir un feedback nos da la oportunidad de ver eso que antes no veíamos. Y cambiarlo.
- Sacar los principales puntos del feedback, nos permitirán definir mejor los aprendizajes y los pasos a dar para modificar aquello que es objeto del reporte. Es el momento de definir un plan de acción. Si no sabemos muy bien qué o cómo hacerlo, pedir ayuda a la persona que nos está proporcionando el feedback, o a nuestro responsable seguramente nos dará pautas más claras.
- Una vez tomadas las acciones para corregir ese feedback, es buena idea informar a la persona que nos lo dio inicialmente, para hacerle saber que sus comentarios no cayeron en saco roto. Informar de las acciones tomadas y los resultados de las medidas para cerrar esa retroalimentación constructiva y dar pie a futuros feedbacks como medida efectiva de mejora.
Recibir críticas, no nos gusta, pero desvincularlo de lo personal y encontrar el aprendizaje que llevan implícito las convierten en todo un regalo. El feedback no es un ataque a nuestros errores, es una herramienta que, dándole un buen uso, persigue la mejora de la persona y su performance, y por extensión, del equipo y de la empresa. Mantener una mente abierta, una actitud de mejora y un espíritu de autocrítica, serán claves para sacar lo mejor de la situación.
Gracias feedback. Bienvenido aprendizaje.