Técnicas de proporcionar un feedback a un colaborador, a alguien del equipo, hay muchas. Unas más estructuradas, otras menos. Personas que usan su propio estilo sin seguir técnicas "de libro". Pero más allá de la técnica que utilicemos, hay una serie de claves comunes que nos pueden facilitar la tarea, sea cual sea la herramienta de feedback que utilicemos.
 

• Las formas cuentan. Es buena idea pensar en el momento adecuado para dar un feedback, el lugar, si lo haremos de manera presencial (recomendable) o si no podemos qué medio emplearemos.

Si se trata de un feedback negativo, estos detalles tienen especial importancia…hacerlo en privado siempre, elegir un momento sin mucha emocionalidad o nerviosismo, tener en cuenta si sabemos que la persona que va a recibirlo está pasando por un  momento difícil del tipo que sea.

En el caso del positivo, valorar cuándo es buena idea hacerlo en privado o cuándo, cómo y delante de quién se puede hacer.

Habilidades como la empatía, la asertividad o la escucha activa, son perfectos aliados a la hora de dar un buen feedback

• Si las formas cuentan, el fondo ni te cuento. Es decir, qué queremos decir. Lo más importante de dar un feedback es que el mensaje ha de llegar al receptor, por tanto tenemos que tener claro antes de dar el feedback cuál es la idea que queremos transmitir. Un mensaje claro y concreto. Por difícil que sea aquello que queremos decir, no obtenemos beneficios de darle vueltas, de "decorarlo" con muchos accesorios. Seamos sutiles, sensibles y constructivos, pero específicos, porque el feedback tiene el claro objetivo de servir de aprendizaje o de correctivo en el caso de que éste sea negativo, o motivador y de reconocimiento en el caso de que sea positivo. Si damos muchas vueltas, si lo aderezamos demasiado, el mensaje puede que se pierda por el camino.

• El momento cuenta. Dilatar el momento de proporcionar un feedback a alguien no aporta demasiado. Es importante abordarlo en cuanto surja la oportunidad, si no, el hecho que originó el feedback que uno quiere dar, se desdibuja en el tiempo perdiendo fuerza el mensaje que necesitas lanzar.. Postergar el momento de dar un feedback suele ser mucho más frecuente en el caso de feedbacks negativos, pero es importante afrontar esa responsabilidad si queremos corregir o motivar un cambio en algo que ha sucedido, y aplazarlo no reporta ningún beneficio.

• Y si no viene a cuento…¿Cuenta?...a veces no ha ocurrido nada en especial….pero es muy enriquecedor para todos planificar un feedback periódico en el tiempo, en el que se pueda hacer un balance tanto de aspectos positivos como negativos de la labor de nuestros equipos. Buscar momentos en el año para esos reportes. Tener la oportunidad de hacer pequeños o grandes cambios de cosas que no terminan de funcionar o de potenciar aquellos que son valorados en la empresa, desde luego que cuenta. Y mucho.

Hagamos del feedback un hábito en nuestros equipos. Dar feedback es todo un regalo para la persona y para la empresa. El positivo, tantas veces olvidado…nos proporciona satisfacción, reconocimiento y ganas de seguir así o mejor. El negativo nos da la oportunidad de mejorar, de aprender, de encontrar nuevas formas de hacer las cosas…¿cómo?...con un plan de acción! Pero eso sería otro capítulo...