12/4/2022
¿Es siempre perjudicial el estrés?
El estrés positivo nos puede ayudar a rendir con mayor productividad, a disfrutar con entusiasmo de objetivos, desafíos y tareas...Sólo hay que vigilar si nos acercamos al negativo (ojo...está cerca)
El ESTRÉS es una reacción fisiológica, del cuerpo, normal, en respuesta a una situación que requiere de nuestra acción en un momento dado (una urgencia, una amenaza, un desafío, etc.). Con esta visión de respuesta adaptativa normal que responde a una necesidad puntual, podemos entender que no solo es positivo el estrés, si no que es necesario para responder a las demandas que la vida nos pone por delante en cualquier ámbito. Ahora bien, cuando este estrés dura mucho tiempo deja de ser una respuesta situacional para convertirse en un estado prolongado de tensión que puede ser muy perjudicial para la salud.
Por eso, porque es una reacción fisiológica normal de nuestro cuerpo, se habla de dos tipos de estrés: positivo y negativo
ESTRÉS POSITIVO o EUSTRÉS. Ese sensación de tensión, motivación, sensación de foco que nos permite hacer frente a esas situaciones de las que hablábamos de manera eficiente. Ese "chute" de energía que a veces sentimos cuando estamos haciendo algo que nos absorbe, que nos estimula y que nos hace rendir de la mejor manera posible, tener ideas innovadoras, generar soluciones, ser más productivos…Claro que esa sensación puede engancharnos y llevarnos a cruzar la delgada línea entre este tipo de estrés y el siguiente.
ESTRÉS NEGATIVO o DISTRÉS. Este parte inicialmente de una respuesta normal de nuestro cuerpo, pero que de alguna manera se alarga en el tiempo y crece en intensidad generando otros síntomas que pueden ser muy diversos, tanto físicos como afecciones en la piel, dolores de cabeza o contracturas musculares entre otros, como psicológicos, como la angustia, el cansancio, malestar, dificultad para dormir o descansar, y llegando en sus casos más extremos a derivar en otras patologías (depresión, ataques de pánico o ansiedad, etc).
El estrés positivo puede ser una gran herramienta que nos ayude a ejecutar nuestros retos y desafíos tanto personales como profesionales con mayor eficacia, además de hacernos sentir emoción, ilusión, concentración. Tener atención a cómo nos sentimos es importante para no cruzar la delgada línea que separa esas emociones de padecer un estrés negativo. Si ya lo estamos padeciendo, afrontarlo y buscar soluciones adaptadas a nuestras necesidades para no descontrolar esas sensaciones tan negativas y que deriven en problemas mayores es una prioridad.
Para alejarnos del estrés negativo puede ser interesante ser disciplinado e incluir hábitos que nos ayuden. Es importante que busquemos aquellos que se adapten a nuestros gustos, a nuestras posibilidades, a nuestra vida. Algunos buenos hábitos que nos pueden ayudar:
- Dedicar tiempo al descanso, físico y mental.
- Dormir bien. Cada uno necesita un mínimo de horas para encontrarse bien, para estar descansado.
- Una alimentación equilibrada y saludable y un poco de ejercicio adaptado a tus gustos y capacidad siempre ayuda al cuerpo.
- Si tu estrés tiene el origen en acontecimientos o situaciones personales, procura afrontarlas, no las evites, y apóyate en tus personas de confianza, tu familia, tus amigos.
- Si tu estrés viene de tu vida profesional, habla con tus compañeros, con tus responsables en el trabajo, de cómo te estás encontrando si estás sobrepasado. Pide ayuda.
- Busca un método de organización. Del tiempo y de tus obligaciones.
- Haz esas actividades que te permitan desconectar: yoga, jugar al pádel, meditación, pasear, mindfulness, estar con tu perro, pintar, bailar….eso que hace que tu mente se tranquilice de verdad.
- Busca ayuda siempre que sientas que no puedes gestionar el estrés por tu cuenta.
Y para sacar el máximo beneficio del estrés positivo sin cruzar ninguna línea peligrosa…¿Qué hábitos sugerís?