Es habitual sentir a la vuelta de vacaciones una sensación de tristeza, falta de motivación, desencanto, agobio...

Después de un necesario periodo de desconexión, nos topamos de golpe con la rutina…con el agravante de decir adiós a los buenos días disfrutados, y en ocasiones con mucho trabajo acumulado durante este parón. Retomamos las obligaciones de todo tipo, los horarios, las rutinas…y nos pilla un poco "a pie cambiado". No obstante, es una reacción natural, que dura de unos pocos días a un par de semanas. ¿Qué nos facilita salir de ese estado de apatía?

• Recuperar rutinas, de hecho, hace que nos adaptemos de nuevo con facilidad.
• Busca alguna actividad nueva que te apetezca empezar. Nuevos retos, actividades…
• Aumenta el ritmo progresivamente…un paso detrás de otro.
• Planifica y prioriza tus tareas.
• Busca en la semana periodos de descanso y ocio.
• Planifica actividades para próximos fines de semana que te generen ilusión, alegría.
• Actitud, actitud, actitud….sólo depende de nosotros!

Pero…¿qué pasa cuando se esconde algo mucho más profundo que el bajón de la vuelta de vacaciones? ¿Y si esa apatía se alarga? ¿Y si nos sumimos en una tristeza o desmotivación que nos impiden conectar con una vida saludable?

Puede haber múltiples factores por los que ese síndrome postvacacional se convierta en algo "crónico"…algunos pueden ser:

• Tener una falta de propósito de tu vida profesional, o más problemático…tenerlo y que tu puesto de trabajo no esté alineado con él.
• Estar en un entorno laboral tóxico. Esto genera mucho malestar, desmotivación…en ocasiones ni en la empresa conocen los "puntos negros" que tienen y que tanto daño hacen…
• No disfrutar de nada relacionado con tu puesto de trabajo.

Seas cuales sean los motivos personales por los que se ha cronificado ese malestar constante en el puesto de trabajo, es muy importante prestarle atención puesto que puede derivar en trastornos de salud físicos o mentales a los que no se debería de llegar.

Las acciones a implementar en este caso (por supuesto, huelga decir que si hay sufrimiento, depresión, síntomas de ansiedad, etc, es importante acudir a un médico o a un psicólogo para la necesaria terapia), serán bastante más profundas que las anteriormente mencionadas.

Cuando hay un desacomodo así en nuestra vida laboral…hay dos opciones: abordarlo o quedarnos donde estamos. ¿Qué es abordarlo? Depende de cada situación, pero ha de haber un cambio de mentalidad y hábitos, un desarrollo de talento y un plan pautado que nos lleve a una situación diferente donde sí queramos estar. Bien en la empresa en la que estamos, bien cambiado de empresa, o cambiando de orientación laboral….cada situación es particular…pero depende de nosotros…y merece la pena.